El sombrerero (Johnny Depp) |
HISTORIA DE LA POSTICERÍA.
Desde la antigüedad ha estado muy latente el uso de pelucas y postizos, bien como un ornamento embellecedor o como una distinción de rango o categoría, siendo tan sólo unos pocos, los nobles, los que podían acceder a su uso. En la antigua Babilonia ya se conoce la posticería, pues para ellos el signo de belleza y masculinidad que tenían por costumbre era que los hombres llevasen los cabellos y las barbas rizados, ya fuesen naturales o postizos.
En Egipto tuvo tal auge el embellecimiento y cuidados estéticos, que se crean los primeros establecimientos de peluquería, donde existían especialistas en la fabricación de pelucas y postizos. Las mujeres usaban coronas ligeras hechas con hilos de oro, colocadas sobre pelucas que dejaban asomar sus cabellos naturales y los hombres, que por lo general se afeitaban los cabellos, sólo se ponían peluca los días de fiesta.
Tutankamon |
Los griegos crean las primeras escuelas de peluquería, donde enseñan la profesión y las técnicas de realización de pelucas y postizos.
Peinado con postizo (Roma) |
En Roma es tan grande el auge de la peluquería que crea especialistas dentro de la profesión, como son los tinturista o posticeros, aparte de una jerarquía de empleados en los centros, donde existen los maestros y los ayudantes.
Hasta la llegada del Renacimiento (s. XV-XVI) pasan varios siglos en los que la profesión de la peluquería había sufrido un empobrecimiento. La moda en el arte del peinado, color, posticería y adornos, vuelve con más fuerza: cuentan que la reina Isabel de Inglaterra tenía más de 50 pelucas. En Europa, cada país intenta marcar las pautas en determinados aspectos, como en el color del cabello o en sus formas. El color rubio veneciano se conseguía con un gran sombrero de grandes alas y abierto por arriba, decolorándose el pelo al sol mientras que la tez seguía manteniendo su blancura.